domingo, 16 de marzo de 2014

PSICOANÁLISIS

Surge a partir del descubrimiento de inconsciente por parte del médico neurólogo vienés Sigmund Freud (1856-1939) a partir del año 1892.
Las características generales del modelo psicoanalítico son:
-       La concepción de la vida psíquica como eminentemente inconsciente (es decir, la actividad del hombre no puede ser explicada por medio de la lógica racional sino a partir de aspectos irracionales del psiquismo);
-       La importancia del período infantil en la formación de la personalidad adulta;
-       El papel de la sexualidad en el desarrollo psicológico.
La preocupación central del Psicoanálisis es la atención a las manifestaciones provenientes del inconsciente, como las palabras, actos, sueños, ensueños y fantasías (producciones imaginarias). Para Freud “hacer consciente lo inconsciente” abre paso al proceso de cura de las afecciones nerviosas. Utilizó el método clínico. Señaló que muchas manifestaciones del inconsciente eran reprimidas y aparecían en forma disfrazada y ocasionaban distintos trastornos psicológicos. Estos trastornos estaban en relación con circunstancias de carácter sexual conflictivo que ocurrieron con anterioridad, en general durante la infancia. Estos conflictos estaban contenidos en el inconsciente.
Inconsciente. Sede de los conflictos reprimidos de carácter sexual que no tienen lugar en la conciencia por efectos de la represión.
El funcionamiento del inconsciente está regido por determinadas leyes.
-       Atemporalidad. En el inconsciente coexisten los deseos infantiles con los adultos. Se mezclan los tiempos.
-       Ausencia de contradicción. Los deseos o sentimientos contradictorios pueden coexistir sin que resulte conflictivo. Algo nos gusta y nos disgusta al mismo tiempo.
-       Predominio del principio del placer. La realidad psíquica predomina sobre la realidad material. No se puede esperar para satisfacer el deseo. Es la búsqueda del placer sin ningún tipo de censura.
-       Proceso primario. Es el mecanismo fundamental del sistema inconsciente. Establece la posibilidad de que el deseo realice distintas transformaciones. En los sueños éstos se producen en forma de desplazamientos y condensaciones.
-       Ejemplos
Desplazamiento. Durante el día tengo una pelea con mi mamá. En el sueño lo desplazo hacia la vecina.
Condensación. Es mi hermana, pero tiene puesto el vestido de mi novia y el pelo como el de la profesora de Química.
El inconsciente puede llegar a conocerse a través de algunas de sus manifestaciones como son:
-       Los sueños.
-       Los actos fallidos (equivocaciones, olvidos).
-       Síntomas neuróticos.

PRIMERA TEORÍA (1913-1915)

Su primera tópica habla de tres instancias, Consciente, Preconsciente e Inconsciente.
Durante los primeros años de vida se van grabando huellas anémicas que por obra de la represión caen en el inconsciente y no pueden ser llevadas a la conciencia. En los sueños, por ejemplo, aparecen fragmentos o afectos ligados a estas representaciones que están ocultas. Al PRECONSCIENTE van aquellos recuerdos que si pueden ser recuperados por la conciencia.

INCONSCIENTE
PRECONSCIENTE
CONSCIENTE
Representaciones que cayeron bajo la represión y que no pueden ser recuperadas por la conciencia.
Representaciones que pueden ser recuperadas por la conciencia con un mínimo esfuerzo (pueden hacerse presentes en cualquier momento).
Representaciones que se utilizan constantemente.
Las representaciones conscientes son todo lo que registramos, ya sea afuera nuestro (lo que vemos, escuchamos, hacemos, etc.) como lo que pasa dentro (lo que recordamos, deseamos, sentimos, etc.).

SEGUNDA TEORÍA (1920 en adelante)

Luego de años de investigación teórica y clínica Freud elabora una nueva tópica y a partir de la concepción de LÍBIDO como energía sexual, construye un nuevo aparato psíquico.
Considera que la energía sexual circula en nuestro aparato y también entre los sujetos, es por esto, que cuando el niño nace, con total indefensión y carencia lo primero que recibe es la sexualidad, esta energía que es dotada por la madre.

Esta fuerza que es puro placer, regida por este principio, Freud lo llama ELLO. Aquí se alojan todos los deseos del ser humano. La función del Ello es el logro del placer y la evitación del dolor o displacer. El deseo es el motor del aparato psíquico. Se busca en forma permanente y resurge siempre en ausencia de la satisfacción.
Cuando el niño nace llega al mundo y necesita del alimento tanto como del cariño y de ka contención, y este primer alimento es tomado como la primera experiencia de satisfacción.
Cuando el bebé busca nuevamente esta experiencia no la encuentra ya que ninguna experiencia puede ser idéntica. Pero la recuerda, ha guardado una huella anémica de dicha experiencia y para repetirla la alucina. Así lo vemos succionar al vacío. Pero la alucinación no lo contenta por mucho tiempo y demanda nuevamente el alimento.
Aquí, ante la imposibilidad de obtener la misma satisfacción, el niño debe aceptar lo que sucede en la realidad, contentándose con los objetos que ésta le ofrece. La madre volverá a darle lo que pide pero nunca será igual, ni en el mismo instante ni de la misma manera.

Así comienza a instalarse el PRINCIPIO DE REALIDAD que permite la satisfacción por medio de caminos más largos. En su incipiente relación con los objetos descubrirá que existe la persistencia y la diferencia. Que los objetos volverán a aparecer aunque nunca serán los mismos. Posibilitará la capacidad de espera.
En esta confrontación entre principio de placer y la realidad se va conformando la segunda instancia que es el YO. Es la parte de nuestro aparato psíquico que reconocemos como propia ¿Quién Soy? Es una suerte de organizador que a través de la percepción conoce las necesidades externas e internas.
El Yo tiene otras funciones muy importantes: el pensamiento, la memoria, la relación con los otros, adaptación a la realidad, sentido y prueba de realidad, control de impulsos, regulación homeostática del nivel de ansiedad, mayor tolerancia a la ansiedad. Además debe “controlar” los deseos provenientes del Ello. Esto se logra mediante el uso de sus mecanismos de defensa para “defenderse” en forma permanente de los conflictos que le ocasionan aquellos deseos inconvenientes (cobijados en el Ello) que contradicen las posibilidades de satisfacción (por oposición al Superyó).
En un comienzo el Yo del niño es indiferenciado, no existen límites entre él y su madre, el juego de presencia ausencia que interpretará con ella, con el alimento, con las caricias, irá conformando su cuerpo y por consiguiente su separación.
El Yo se constituye, así, como una instancia adaptativa diferenciada del Ello en función del principio de realidad y también como el resultado de identificaciones que conducen a su formación.
Estos primeros objetos de amor, los padres, son fundamentales, y constituyen el primer y más fuerte enlace afectivo. Por lo tanto el niño no querrá perderlos y creerá poder poseerlos para siempre.
Es a partir del COMPLEJO DE EDIPO que el hijo abandona parcialmente la idea de amor incondicional de los progenitores, y en su intento de conservar los padres de la infancia, introyecta las imagos paternas instaurándose la tercera instancia, el SUPERYÓ.

A medida que el niño va creciendo, aprende que hay cosas que puede hacer y otras que no: comienza a formarse el Superyó. Los padres de la infancia, sus cuidados y protección, pero también sus leyes y órdenes, quedan guardados en el inconsciente en esta instancia.
Así van surgiendo dentro de cada uno representaciones internas de lo que es o no correcto, de las normas sociales y valores de la sociedad en la que vive. Dentro del Superyó hay dos aspectos.
-       Lo que debe hacerse. Conciencia Moral.
-       Lo que sí debe hacerse para ser mejor. Ideal del Yo.

así Ello, Yo y Superyó pasan a ser las tres instancias que forman parte del aparato psíquico. El Yo tendrá que escuchar los pedidos del Ello en cuanto a la satisfacción del principio de placer, las exigencias del Superyó con respecto a la conciencia moral y a la culpa, y la posibilidad que le de la realidad para cumplirlos.
Freud grafica al Ello en el Inconsciente, al Superyó también y al Yo una parte consciente que serían las funciones yoicas y otra inconsciente, los mecanismos de defensa.
Es por esto que para el Psicoanálisis el sujeto vive en continuo conflicto y lucha entre las instancias que quieren triunfar y el Yo debe ser lo suficientemente fuerte para poder soportarlo.

ELLO
YO
SUPERYÓ
Energía.
Principio de placer.
Principio de realidad.
Funciones yoicas.
Mecanismos de defensa.
Imperativo categórico.
Conciencia moral.
Emblemas paternos.

Fuente: Bossellini –Orsini (2004): PSICOLOGÍA. Ed. Az.

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